Odio, Aversión, Antipatía.[]
La palabra odio se aplica mas ordinariamente á las personas. Las palabras aversion y antipatía convienen á todo igualmente.
El odio es mas voluntario y parece tener su raiz en la pasion y en el resentimiento de un corazon irritado y lleno de hiel. La aversion y la antipatía no dependen tanto de la libertad, y parecen tener su origen en el temperamento ó en el gusto natural; pero con la diferencia, de que la aversion tiene causas conocidas, y la antipatía las tiene mas ocultas.
Los modales impertinentes y las malas calidades que se notan en las personas, ó que se les atribuye, alimentan el odio, y no cesa sino cuando se comienza á mirarlas con otros ojos; ya sea por una correspondencia de estimacion, ya por reconocimiento de algun servicio, ya por un movimiento de interés. Los defectos que miramos con horror, y los modos de obrar opuestos á los nuestros, nos inspiran aversion hácia las personas que los tienen, la cual no se acaba sino cuando las personas mudan y se acomodan á nuestro espíritu, á nuestras costumbres, ó que nosotros mismos mudamos tomando sus inclinaciones. La diferencia del temperamento, la singularidad del genio, el carácter particular, y cierta cosa inesplicable que desplace, producen la antipatía, la cual dura hasta que los resortes secretos de la sangre y de la naturaleza hayan hecho una mudanza tan grande en el gusto, que llegue á ser universal ó enteramente subordinado á la razon.
El odio todo lo hace vituperable en las personas que se odian, y se denigran hasta sus virtudes. La aversion hace que huyamos de las gentes, y que miremos su compañía como una cosa muy desagradable. La antipatía hace que no se les pueda sufrir, y que nos sea molesta su compañía.
Hay menos distancia, como ha dicho un hombre de talento, del odio al amor, que del odio á la indiferencia.
Algunas veces tenemos mas aversion á aquellos con quienes el deber nos hace vivir. Nada depende menos de nosotros que la antipatía; lo mas que podemos hacer es disimularla.
No debemos tener odio sino al vicio, ni aversion sino hácia todo lo que es dañoso; ni antipatía sino á lo que conduce al crimen.