La decoración en relieve consiste en aplicar con arcilla líquida sobre el objeto motivos de ornamentación previamente modelados a mano o con molde. La composición de estos relieves comprende arcilla, agua, esmalte, grasa, óxidos metálicos y pintura vidriosa.
En la cerámica tradicional hispano-morisca este trabajo se hacía empleando dos técnicas: el cuenco o aristada y la cuerda seca, sobre todo para realizar baldosas o azulejos.
- Técnica del cuenco: Se emplea un molde para hacer unos huecos en la arcilla que todavía está blanda; esos huecos se rellenan con esmalte de color.
- Técnica de la cuerda: Se utiliza una cuerda untada en grasa. Con cuidado de que esté bien tensa, se va fijando en las partes deseadas por el decorador para que resulten porciones de diversos colores. Al meter el objeto en el horno, la cuerda se quema dejando unas hendiduras. La tensión se requiere para que el resultado sea de unos suaves relieves.
Con la preparación de barbotina (arcilla líquida libre de impurezas) se pueden hacer todo tipo de decoraciones en relieve, con la ayuda de un pincel, de una jeringuilla o sumergiendo la pieza en dicha barbotina, a la que a veces se añade color.
Gruta de las Tullerías de París[]
El palacio de las Tullerías en París fue mandado construir para Catalina de Medici en 1564. Catalina encargó al artista Bernard Palissy (1510-1590) en el año 1567 la construcción de una gruta en los jardines del palacio. Esta gruta no existe en la actualidad pero se tiene documentación y se sabe cómo estaba decorada. Tenía un revestimiento de azulejos que imitaban toda clase de mármoles y granitos y que a su vez estaban cubiertos de plantas y animales en relieve, todo ello policromado. En 1865 se recuperaron algunos fragmentos de aquella obra, que fueron de gran sorpresa y admiración.
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