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Caral Chavín de Huántar
Líneas de Nazca Señor de Sipán
Puerta del Sol Chan Chan
Diversa herencia material de las civilización pre-incas: Caral, Chavín de Huántar, Líneas de Nazca, Señor de Sipán, Puerta del Sol, Chan Chan.

Preincaico o preinca es un adjetivo que designa todo ente aparecido en la antigüedad en los Andes antes de la aparición de la civilización inca, específicamente, antes de las conquistas de Pachacútec (1438). En general se dice preincaico a todo aquello que proviene de antes de la hegemonía de los incas. En particular, se puede considerar que este período abarca más de 17.500 años, y múltiples periodos culturales (Chavín, Lima, Mochica, Nazca, Paracas, Virú, Tiahuanaco, etc.).

Han sido postuladas muchas formas de clasificar las épocas preincaicas de la historia del Perú. Sin embargo, son dos las que alcanzan un grado de aceptación relevante. La primera es la cronología procesual (de acuerdo al desarrollo cultural) del historiador y arqueólogo peruano, Gianmarco Pinto WHU, y la cronología estilística (basada en el desarrollo artístico) del historiador Gordon R. Willey plasmada en Horizontes e Intermedios, que es la que se usa en este artículo.

Introducción[]

Julián I. Santillana, en su capítulo “Los Estados Panandinos: Wari y Tiwanaku”, en la “Historia del Perú” de Lexus, nos dice:

“Las investigaciones arqueológicas precolombinas sobre América señalan a Mesoamérica y los Andes centrales y sureños, actuales repúblicas de Ecuador, Perú y Bolivia, como dos de las áreas nucleares que generaron los procesos culturales más complejos. Aquí la ciudad y el estado son las expresiones culturales y políticas más logradas de su evolución. Las otras regiones, próximas o distantes a estas dos áreas, alcanzaron poca complejidad, siendo el curacazgo en muy pocos lugares la organización política más alta y, más bien, la banda y la tribu, las formas más comunes de organización social y política. En ambas áreas, en los primeros cinco siglos de nuestra era, la ciudad y el estado se manifestaron prístinamente, como producto de largos procesos autónomos de experimentación y descubrimiento”
Julian I. Santillana, lib. cit., pág. 161#GGC11C

El desarrollo artístico de la cultura prehispánica andina, tanto en cerámica como en telares es comparable a los diferentes periodos de la cultura occidental artísticos que pasan del realismo hasta el cubismo y el abstraccionismo, inclusive.

Período arcaico tardío[]

Las Ciudades Estado en Perú[]

Los restos arqueológicos dejados por los pueblos primitivos evidencian que desde el principio los hombres tuvieron que organizarse para su defensa. Sus moradas fueron refugios, al mismo tiempo que posadas, vivieron en cavernas ubicadas en lugares escarpados y de difícil acceso, o bien sobre pilotes ubicados en lagos y pantanos. Cuando las preferencias e intereses de los individuos entraron en conflicto, sus instrumentos de recolección y caza se convirtieron en armas para defenderse, individual o colectivamente de las agresiones y de la belicosidad de sus semejantes.

Surge así la necesidad de defensa, que obligó a los humanos a asociarse y organizarse para alcanzar su anhelada protección y resguardo. Conforme mejoraban sus condiciones de vida material y social, los mecanismos de defensa dejaron de ser individuales y pasaron a ser colectivos y más desarrollados. Como consecuencia de la vida sedentaria y la aparición de las primeras aldeas, construyeron fortalezas que sirvieron para proteger a la población y su producción. A partir de ello, los hombres y mujeres, buscaron preservar su seguridad, desarrollo y objetivos comunes.

Las ciudades–estado, hacen su aparición y así tenemos en el Perú, a la ciudad sagrada de Caral, en el valle de Supe, en la provincia de Barranca, en la región Lima Provincias; los restos arqueológicos, se distribuyen por 40 km², y a una altitud de 350 msnm, con clima caluroso y favorable para la vida humana.

"Los restos de la Ciudad Sagrada de Caral, datan de hace 3.500 años a.C., perteneciendo al periodo arcaico tardío. Por tanto es dos milenios (2.000 años) anterior a Chavín de Huántar, siendo por tanto la más antigua y también el Estado más antiguo del Perú. Esta antigüedad, sitúa a la Ciudad Sagrada de Caral, al tiempo de “las ciudades sumerias de Mesopotamia o cuando se construían las pirámides de Keops en Egipto. Y en América sería lo más antiguo, porque recién hacia el 1.500 a.C., es que empiezan en Mesoamérica los asentamientos permanentes. En cambio en el Perú, estamos hablando de 2.500 a.C., casi un milenio antes”
Doctora Ruth Shady, Directora del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, entidad académica que hace investigaciones arqueológicas, en la zona norte de la región Lima.#GGC11C

El “Libro Blanco de la Defensa Nacional del Perú”, dice al respecto:

“Perú tiene una larga tradición en cuanto a organización política y pese a que no podemos hablar de la existencia de un Estado como poder político organizado, ya existía tal y como lo conocemos hoy en el valle de Supe, al norte de Lima, en una ciudad conocida como Caral, que tiene una antigüedad de aproximadamente 2.627 años a.C. a 2.100 años a.C., lo que la convierte en la ciudad más antigua de América. Este descubrimiento rompe el viejo mito de que la civilización y el Estado comenzaron tardíamente en el Nuevo Mundo y convierte al Perú, al igual que a Egipto, Mesopotamia, India, China, y América Central en una de las seis áreas de inicio de la civilización universal. Este descubrimiento nos lleva a replantear la historia de la civilización en la América precolombina porque hasta ahora las evidencias de su existencia, databan de 1.600 años a.C. a 1.200 años a.C., como es el caso de Chavín de Huántar en Perú. Esta civilización reviste importancia porque consolidó formas estatales teocráticas, con templos y fortificaciones que nos señalan la existencia de una organización militar para la defensa y el ataque. Estas características teocráticas darían paso a formas expansivas como Huari y los Incas, quienes lograron su nivel más alto de desarrollo cuando organizaron el Tahuantinsuyo, que fue una unidad política imperial que agrupó a una diversidad de realidades, étnicas, lingüísticas y culturales”.
Libro Blanco de la Defensa Nacional del Perú, Ministerio de Defensa, República del Perú#GGC11C

La importancia de esta Ciudad–Estado, radica no sólo en la antigüedad asignada, sino también en los hallazgos encontrados en él; el diario “El Comercio” del 23 de agosto de 1998, informaba que en la Ciudad Sagrada de Caral…

“...también se han encontrado restos humanos a manera de ofrendas, previas a una construcción: restos de un niño menor de un año que estaba debajo de un muro y en otro lugar de la ciudad un hombre adulto. En ambos casos llama la atención la ausencia de ceramios, aunque si estaba todo el ajuar correspondiente al periodo arcaico tardío…”
"El Comercio", Lima, 23 de agosto de 1998#GGC11C

El tipo de estado desarrollado, sería el de Estado Teocrático, regentado por reyes sacerdotes. La cerámica aún no se había desarrollado, sin embargo, el tallado de hueso y madera, la complementariedad de pisos ecológicos, el culto al waka (dios) de las varas (aunque algunos historiadores opinan que son estolas u hondas las que porta) Wiracocha e incluso la economía de retribución de épocas posteriores de la historia prehispánica peruana ya estaban desarrollados en este periodo.

Con características similares, están Huaca Prieta, en las orillas del río Chicama, en la región La Libertad, y que data de 2.500 años a.C., eran agricultores y pescadores avanzados; pescaban con redes de algodón o de fibras vegetales. Kotosh, que data de 2.200 años a.C., en la margen derecha del río Higueras, tributario del río Huallaga, en la región Huánuco. La Galgada, en la provincia de Pallasca, en el distrito de Tauca, a orillas del río Chuquicara, afluente del río Santa, en la región yunga, con una antigüedad que la ubica en el neolítico o formativo temprano.

La “comunidad aldeana”, surge como una alternativa superior a la “comunidad primitiva” y es consecuencia directa de la revolución agrícola. La aldea, por razones de posesión, somete a sus viviendas, santuarios, chacras y ganado, a ciertos límites territoriales.

Este dominio de un ambiente geográfico determinado y no cualquier ambiente (como en la comunidad primitiva o etapa anterior) es el origen de la propiedad comunitaria (propiedad privada para la comuna) de los medios de producción en la comunidad andina.

Aparece la producción de excedentes que permitía distribuirlos, redistribuirlos, almacenarlos e intercambiarlos. Esto obligó a un reordenamiento de la economía y una jerarquización de la sociedad. Aquellos que tuvieron mejor suerte en la agricultura y lograron más excedencia, surgen como clase privilegiada en todas las comunidades aldeanas. Conjuntamente con esta casta, cobran importancia los sacerdotes. Entre los ricos y los influyentes sacerdotes, se elige a los que gobiernen las aldeas. Ahí surge el embrión del Estado. Los sacerdotes eran en realidad, especialistas, sobre todo en el manejo del agua, necesaria en la agricultura; sus conocimientos los hacían aparecer como beneficados por los dioses, de ahí adquieren importancia, ya que eran considerados como intermediarios entre la comunidad y las huacas (dioses). También aparece la organización en familias o ayllus.

La primera gran civilización andina[]

Al respecto existen tres teorías: de Max Uhle (Teoría Inmigracionista: difusionista), de Julio C. Tello; de Rafael Larco Hoyle (Teoría Autoctonista: evolucionista) y de Federico Kauffman Doig (Teoría Aloctonista: difusionista).

Note que estas teorías fueron postuladas antes del descubrimiento de la ciudad estado de Caral, en el valle de Barranca, Supe al norte de Lima, la cual evidentemente es mucho más antigua que la civilización Chavin.

La Teoría Inmigracionista (difusionista) de Max Uhle (18561944), sostuvo que fue en la costa. Proto Chimú y Proto Nazca, habrían sido los primeros centros de alta cultura, “derivados de la cultura Maya”. De la costa, la civilización se habría expandido a la sierra para formar otras culturas. La influencia cultural centroamericana habría llegado al Perú por mar y tierra, de manera directa o indirecta. Según Uhle, antes de este hecho, en la costa “existían primitivos pescadores”.

La Teoría Autoctonista (evolucionista) de Julio C. Tello (18801947), sostenía que Chavín de Huántar, fue la alta cultura andina más antigua, con iniciadores que provenían de la selva amazónica peruana. Después de un desarrollo local, dicha cultura se dispersó hacia otros lugares como Sechín, Moxeke, Cupisnique, Paracas, etc. Rafael Larco Hoyle (19011966), fue otro autoctonista. Creía que la alta cultura andina se originó en la costa, en Cupisnique o valle de Nepeña (región La Libertad). Desde allí se habría difundido a la sierra “portando el culto felinico”.

La Teoría Aloctonista (difusionista) de Federico Kauffman Doig (1928), sostiene que la primera cultura andina fue la de Valdivia (costa de Ecuador), con una antigüedad de 5.000 años.

Según la arqueología estadounidense, “Formativo”, es sinónimo de neolítico o “alta cultura”. Para que una cultura llegue al “formativo”, debe haber tenido un desarrollo sostenido, desde los inicios de la revolución agrícola hasta que las comunidades aldeanas entran en crisis, por su complejidad, en su avance hacia un control administrativo central y estatista. En este quehacer, muchas veces se sucedieron guerras o luchas entre civilizaciones, que terminaron por tomar una de otras algunos elementos que les servían e incorporarlas a su bagaje cultural; en otros casos fue un desarrollo individual, sin injerencia externa. Así las cosas, no se descarta influencia por ejemplo en la cerámica, de culturas colombianas o centroamericanas.

Dado el comercio que existió entre las culturas de América del Sur y las de Mesoamérica o América Central, es posible que algunos elementos culturales de una de ellas hayan podido ser tomadas como propias, dándoles las características propias de la cultura que asumió dicho elemento.

Los mitos orales peruanos y bolivianos referidos a estas épocas, hablan de intercambios comerciales a través de ríos que atravesaban la selva desde el actual Puno (frontera Peru-Bolivia) donde los proto Tiawanako una cultura avanzada que luego influencio mucho en la Cultura Inca comprobando su existencia a través de sus restos arqueológicos que se desplazan en la Puerta del Sol sutuado en el Lago Titicaca...etc.

Chavín de Huántar: el primer horizonte cultural andino[]

Chavín de Huántar[]

Así, llegamos en el Perú, al Primer Horizonte u Horizonte Temprano, con Chavín de Huántar. El eje de cohesión, estuvo ubicado en Chavín de Huántar, a orillas del río Mosna, tributario del río Marañón, en el Callejón de Conchucos, en la provincia de Huari, en la región Ancash, en la sierra norte del Perú, a una altitud de 3.137 msnm, en el piso ecológico quechua. En su máxima expansión, se extendió hacia el occidente del territorio peruano, desde Ocucaje en la región Ica hasta Huayruro, en la región Tumbes. Pasando más allá dentro del territorio del actual Ecuador, entre el litoral y la ceja de selva. Como se dijo, formó el primer horizonte cultural del “formativo”, ya sea por dominio territorial o por influencia socio económica. Esta cultura se desarrolló desde el 1500 adC, hasta el 500 adC; es decir, que durante diez siglos o un milenio, prevaleció su hegemonía en todo el quehacer andino de la región u área de influencia.

Fue una sociedad teocrática, cerrada, que dominaba por medio del miedo; adoraron al dios Wiracocha o dios de las varas con rasgos félidos (jaguar) y serpentinos (boas, serpientes) y sus ceramios y esculturas, tienen rasgos del mismo tipo, posiblemente relacionados con los mitos orales de los amarus o serpientes colosales de naturaleza elemental.

Puede decirse que en la evolución de esta sociedad de la comunidad andina convivieron hombres del ande, de la costa y de la selva, que en un engrane perfecto de productos de los diversos pisos ecológicos se dedicaban a:

  • Actividades Primarias: recolección, caza y pesca
  • Actividades Nuevas (especializadas): agricultura, ganadería, alfarería, textilería, orfebrería, arquitectura, escultura, pintura, hidráulica monumental y otras artes.

Los más hábiles destacaron y se hicieron categorizar por la comunidad y terminaron convirtiéndose en líderes, jefes, autoridades. Estos líderes forzaron por el miedo a la comunidad a producir más y mejor y terminaron imponiéndose a las demás, mediante el intercambio y el conocimiento secreto de los ciclos de producción agrícolas; los que tuvieron éxito, construyeron grandes edificaciones en honor a sus dioses.

El principal motivo del progeso de Chavín de Huántar, fue que se convirtió en la agricultura más moderna y productiva e innovadora de su época y dentro de esa agricultura, el maíz que ocupó el sitio principal conjuntamente con sus derivados, entre ellos la chicha de jora, que se convirtió en su fuente de riqueza y dominio. Parece ser que la economía de retribución, una versión mejorada del trueque fue la modalidad de pago en especies sagradas como el maíz. Esta economía de retribución, que incluso refiere intercambio de fuerza laboral, se generalizó y fue la modalidad imperante en sus transacciones, desde Chavín de Huántar hasta los Incas.

Como se dijo, la sociedad Chavín fue teocrática y el tirano rey sacerdote era el representante de la casta gobernante, posiblemente elegido entre los campeones de las casas gobernantes o panacas, tal como lo hicieran luego los incas. Esta casta gobernante formó el primer Estado del Ande. Esta casta sacerdotal, eran especialistas y grandes técnicos agrícolas hidráulicos, los cuales dominaban por el miedo a sus semejantes.

Entre sus logros, hay manufactura de gran calidad en la arquitectura, agricultura, hidráulica, cerámica y orfebrería, entre otros.

Correspondiente a este Primer Horizonte Cultural Chavín, están las culturas de Sechín, en la provincia de Casma de la región Ancash, en el piso ecológico chala (costa). Cupisnique, al norte del valle de Chicama, en la quebrada de Cupisnique, en la región La Libertad; la zona de influencia de esta cultura, fue por el norte hasta la ciudad de Chiclayo y por el sur hasta Ica. Parece ser que en todo sentido, compitió con Chavín. Kuntur Huasi (casa del cóndor), ubicada en el cerro La Copa, a 2.300 msnm, en la provincia de San Pablo, en la región Cajamarca. Su vigencia histórica se desarrolla entre el 1100 adC hasta los 50 adC. Otras culturas del “chavinoide”, son Cerro Blanco, en el valle de Nepeña; Moxeke o Mojeque, en la margen derecha del río Casma. Pacopampa, en el distrito de Querocoto, en la provincia de Chota, región Cajamarca.

Es cierto que estas sociedades, ya sea para mantener la hegemonía de la que gozaban o para proteger su “modus vivendi”, debieron mantener un ejército tal, capaz de garantizar las condiciones de desarrollo indispensables para su expansión y dominio y para mantener el “statu quo” de la época. Esto también se lograba mediante el terror infundido por sus esculturas (cabezas clavas), hidráulica (los templos rugían al paso del agua por canales de construcción no igualada hasta hoy) y arte.

La decadencia de Chavín de Huántar, parece ser que se debió más a estancamiento del desarrollo que a intervención militar de otras culturas; es decir, se “agotó como cultura”, siendo superada por otras culturas “más frescas” y posiblemente no basadas en una dominación por el terror.

A este respecto cabe añadir que algunos historiadores transversales apuntan a que este tipo terror estaba más dirigido hacia los enemigos extranjeros y/o compatriotas que pretendían usurpar un poder legítimamente otorgado por entidades divinas aladas y relacionadas con el sol, más que para atemorizar al propio pueblo. Basándose en analogías y paralelismos iconográficos y arqueológicos de las principales culturas en todo el mundo, todo parece indicar que algunas dinastías se perpetuaban a través de sacrificios, automutilaciones e incluso autoinmolaciones para hacer ver a su pueblo, a sus rivales y a sus enemigos, tanto un amor abnegado y sin límites hacia un pueblo que debía ser unificado para ser fuerte y próspero, como un desinterés por lo material que incluía en ello el propio cuerpo o partes de él.

Estas demostraciones que tanto nos cuesta entender hoy día, formaban imperios, y aguerridos ejércitos cohesionados por el amor reciproco a sus reyes y no por el miedo, formaban interminables huestes de voluntarios deseosos de emular a la familia real y alcanzar un lugar de honor en la piedra labrada que era lo mismo que encontrar un lugar en el corazón del emperador y en la memoria de su pueblo.

Cuando una ciudad era sitiada, un voluntario que había ingerido coca se presentaba desde algún relieve alto ante los sitiadores revestido en oro y piedras deslumbrantes para ser visto por todos, les sacaba la lengua y se la arrancaba de un mordisco en un baño de sangre antes de saltar al vacío. El horror hacía que se levantase el sitio sin mayor derramamiento de sangre y sin saqueo alguno. Eran mensajeros de paz, sus nombres eran grabados en el relieve donde habían hecho el sacrificio de su vida (generalmente un monolito) a cambio de vida para su pueblo y su selva qué, hubieran acabado arrasados de otro modo. Se forjaba así la leyenda de que detrás de una lombriz engalanada en los tesoros que codiciaba el insensato, aguardaba agazapado en lo más profundo de la pachamama el espíritu del jaguar, espíritu por que el que lo vio ya no volvió.

Es pues una historia de amor o de terror según el punto de vista del que lo mire.

La Cultura Paracas[]

La cultura Paracas, se desarrolla entre los ríos Ica y Pisco y en la península de Paracas, en la Región Ica. En su época de mayor expansión, esta cultura se desarrolló por el norte hasta la ciudad de Chincha y por el sur hasta Yauca en la Región Arequipa. Fue una cultura de “amortiguamiento”, entre Chavín y Tiwanaco. Esta cultura se desarrolló en dos etapas: Paracas Cavernas y Paracas Necropolis.

Paracas Cavernas tiene una antigüedad de 700 años a.C. hasta los 200 años a.C., durante este período la población principal se desarrolló en Tajahuana, a orillas del río Ica, en el sector Ocucaje. Da su nombre a esta época, la forma de enterramiento: las tumbas eran subterráneas cavadas en las rocas, con una forma que parece una “copa invertida”, en cuyo fondo de unos 5 a 6 metros de diámetro, colocaban los fardos funerarios.

Entre otras cosas, Paracas fue el primer Estado militarista del mundo andino, lo que, además de institucionalizar el sistema de opresión por las armas en su sociedad, demostraría la preocupación por resguardar su territorio, lo que forma parte de la "Seguridad Nacional" actual de las naciones modernas.

Seguramente que en aquella época, las delimitaciones fronterizas, muchas veces, eran producto de fuertes presiones y permanentes guerras, las cuales establecían los ceques o límites de las tierras de cultivo de los diferentes ayllus o grandes unidades familiares.

Paracas Necrópolis tiene una antigüedad que van desde los 200 años a.C. hasta los primeros años d.C. La principal zona de desarrollo de esta etapa, fue la comprendida entre el río Pisco y la quebrada de Topará (Chincha) y la península de Paracas.

En esta zona, hay una serie de indicios que demostrarían episodios sucesivos de la ocupación humana, según la Historia del Perú del diario “El Comercio”, pág. 20:

“Los fragmentos de cerámica hallados por arqueólogos y los vestigios arquitectónicos sobre puestos indican con claridad, por lo menos cuatro episodios sucesivos de ocupación humana en lo sitios ubicados por Tello en esta bahía:
1.Conchales, que contiene cerámica contemporánea con la última fase del templo de Chavín de Huántar (aproximadamente 500 a 300 a.C.).
2.Habitaciones subterráneas y entierros humanos con cerámica Paracas Cavernas (aproximadamente 200 a.C. a 0 a. C.).
3.Amplias casas de trazo octogonal y entierros humanos con la cerámica de estilo Paracas Necrópolis (aproximadamente del 0 a 200 d.C.).
4.Reocupación de las casas antes mencionadas por la gente que usaba la cerámica de estilo Nasca (aproximadamente 200 al 400 d.C.).
Diario "El Comercio", "Historia del Perú", Lima, pág. 20#GGC11C

Los paracas además de grandes guerreros, desarrollaron con gran maestría en la medicina, el sistema de trepanación craneal y la deformación de los cráneos en forma alargada y cónica para la casta guerrera sacerdotal gobernante.

A este respecto, los últimos estudios transversales en desarrollo mediante nuevas tecnologías, aunque no concluyentes todavía, están reafirmando vinculaciones intercontinentales que darían lugar, o la razón a otras interpretaciones.

La Cultura Pukara[]

Esta cultura representa la primera respuesta sureña del formativo, que evidencia culturas más antiguas en la zona (proto Tiawanako) sumergidas en restos de antiguas inundaciones (barro solidificado). Su sede se ubicó al noroeste del lago Titicaca, entre Ayaviri y Azángaro, en el distrito de Pucará, provincia de Lampa, en la región Puno. La principal zona de dominio, fue la meseta del Collao, alrededor de los 3.700 msnm.

Su zona de influencia se extendió 500 kilómetros al oeste del lago y a varios kilómetros por el lado este. Fue otra cultura de amortiguación o “puente” entre Chavín y Tiahuanaco. Esta cultura fue la primera en dominar los sistemas y técnicas de la agricultura y la ganadería de altura. Su alimentación fue a base de olluco, oca, mashua, papa y maíz, éste último en menor proporción, que producían en las regiones suni y puna. La base de su economía, fue la ganadería de auquénidos: vicuña, llama, alpaca y guanaco.

Los reyes Pucará, conquistaron hacia el oeste hasta el océano Pacífico, para abastecerse de alimentos de otros pisos ecológicos; “del Océano Pacífico se abastecían de pescado”.

Pucará, edifica sus construcciones en piedra, superando en el corte lítico (forma, pulimento y unión de las rocas; vigas, cornisas y columnas), a los maestros de Chavín de Huántar.

Paralelo a Chavín de Huántar, fueron desarrollándose otras culturas, logrando tal desarrollo que superaron en algunas cosas a los chavines; definitivamente hacia el 500 a.C., Chavín de Huántar perdió su hegemonía. Por esa época, los de Pucará en cerámica y los Paracas en textiles, exportaron productos de mejor calidad que los Chavín. El haber conseguido esto, hizo a estos pueblos más seguros de sí mismos y fueron capaces de independizarse y “se desprendieron de la obediencia al Estado Chavin y de la administración ajena”.

Al ir diluyéndose la influencia Chavín en sus manifestaciones artísticas y técnicas, disminuyó notoriamente su sujeción ideológica por el terror. Aparecieron otras culturas regionales que se fueron expandiendo ampliando sus fronteras que incluso eran defendidas con guerras intestinas.

Es así como Chavín de Huántar, pierde su importancia y paulatinamente, van creciendo en importancia otras culturas de la costa y sierra del Perú, para desarrollarse independientemente, en los años sucesivos y formar culturas independientes.

Otras culturas del formativo tardío[]

Cultura Vicús[]

Ubicada en la zona costera norte del Perú, en el curso inferior del río Piura, a 7 kilómetros de Chulucanas, en la provincia de Morropón, región Piura.

Su sede administrativa, estuvo en el cerro Vicús, a una altitud de 170 msnm; sirvió de enlace con otras ciudades andinas ubicadas más al norte. Los vicús manejaron los metales como la plata, el oro y el cobre, para elaborar sus instrumentos de labranza y manjeron la aleación de estos tres metales. Vicús pasó por tres etapas en su desarrollo:

  • a) Etapa Chavín;
  • b) Etapa de desarrollo regional; y,
  • c) Etapa de influencia Mochica.

Las bases de su desarrollo económico fueron la agricultura con perfeccionamiento de los sistemas de irrigación heredados de los Chavín y el control de la sociedad por la economía de retribución para el aprovechamiento de la fuerza de trabajo; manejó un férreo militarismo. Un fuerte contingente de guerreros nobles recorría sus dominios para trazar alianzas, recolectar tributos y hacer cumplir los mandatos del soberano, a la manera que luego lo harían los incas.

Se sabe que Vicús fue una sociedad eminentemente machista, en donde los varones eran los únicos que podían usar joyas y elegantes vestimentas, mientras que las mujeres de la nobleza sólo podían ponerse trajes muy sencillos.

En realidad se sabe bien poco. Ese presunto machismo en opinión de otros no es tal. El oro y las joyas no eran moneda ni adornos, eran mensajes. Había, como en toda sociedad, un reparto de papeles en el cual la mujer no se veía en absoluto desamparada, tan solo que al hombre por no ir cargado de bebés se le atribuía el honor de cazar y defender el clan, y a la mujer la nada desdeñable labor de administrar alimentos, bienes y medicinas, cultivar y recolectar. Por las características sensoriales del oro, la plata y las piedras preciosas se utilizaban de emblemas y estandartes cuyo el objetivo nunca fue ornamental o monetario hasta la llegada de los españoles. Todo lo contrario, aquel que las vestía asumía las obligaciones que indicaba en su ajuar, su simbología y su linaje.

Cultura Salinar[]

Se desarrolló entre Cupisnique y Mochica. Su espacio territorial fue entre los valles de Moche y Virú, en la región La Libertad. La sede estuvo en Cerro Arena, en donde sólo vivía la nobleza gobernante, protegida por un ejército de nobles guerreros.

En el valle de Virú se instalaron en pequeñas aldeas, campesinos agrícolas, que vivían en un régimen de igualdad social pero sometidos a la sociedad urbana de Cerro Arena. Esta cultura es importante por que en ella se observa ya la instalación administrativa del Estado en la ciudad y el dominio de éste en toda la zona de los alrededores.

Al fin pasamos a asu cerámica: La cerámica Salinar forma parte del ya mencionado estilo Blanco sobre Rojo, incorporando nuevas formas, como el gollete con figura y asa puente, junto a otras que provienen de Cupisnique. La pintura crema sobre rojo no deja de lado la presencia de decoración incisa ni de figuras modeladas que se inician con Cupisnique y que alcanzarían su máximo esplendor con Moche.

Cultura Virú–Gallinazo[]

Ocupó sucesivamente los valles de Chicama y Virú, en la región La Libertad. Su sede fue el Castillo de Tomabal, en la margen izquierda del río Virú, toma el nombre de Gallinazo por las primeras excavaciones hechas por W. W. Bennet en 1936, por ello uniendo los nombres se les denomina Virú–Gallinazo.

Esta cultura fue posterior a Salinar e incluso se apropió de sus territorios. Tuvo vigencia hasta el siglo III d.C. Esta cultura terminó siendo desalojada por los Mochicas de la Cuenca del Chicama hacia el siglo I d.C. y 200 años después fueron desalojados de las riberas del Virú.

La cultura Gallinazo–Virú, hizo grandes edificaciones de barro. Las más notables y gigantescas, son: San Juan, Napo, Sarraque y Tomabal. Sin duda tuvieron una sociedad clasista. Gallinazo–Virú, fueron los iniciadores de los huacos–retratos, que años más tarde los mochicas, perfeccionarían.

Como en todas las culturas de esos tiempos, la agricultura es la base de la economía. En los valles de Chicama, Moche y Virú, se ejecutaron obras de irrigación para ampliar la frontera agrícola. Los principales cultivos, fueron: maíz, frijoles, lagenarias, yuca, algodón, ají, lúcumo y otros frutales. Complementaban lo anterior con una industria pesquera, cuyos productos secados los intercambiaban con otros pueblos andinos.

Las culturas de transición del formativo tardío se desarrollaron entre los 500 a.C. y los 300 d.C., aproximadamente. Se desarrollaron por cerca de 800 años.

El desarrollo de las culturas de costa de esta etapa, Paracas, Virú, Salinar y Gallinazo, fue facilitada por la variedad de cultivos que se sembraron en los ricos valles que ocuparon. Sin duda que la pesquería tuvo una positiva influencia en este desarrollo. El comercio con otras culturas, seguramente fue sobre la base de orfebrería, cerámica, textilería, etc.

La cultura Pucará, en otro entorno geográfico, desarrollo mejor la ganadería, en especial por la modalidad de pastoreo, con grandes extensiones; industrializaron la lana para el trueque de la época. De esta manera, con el producto del trueque, completaban su dieta alimenticia y satisfacían sus deseos de comodidad, ostentación y grandeza.

Las culturas en el valle de Lima[]

Estas culturas se establecieron a lo largo de las riberas de los ríos Chillón, Rímac y Lurín y en la etapa precolombina, se ejecutaron grandes obras de irrigación que enlazaban las aguas de estos tres ríos. Prácticamente de ese verdor producto de las plantas, emergían sus construcciones piramidales en donde vivían sus gobernantes.

“De todos los valles de la costa peruana, el valle del Rímac es el más rico en ruinas y restos de construcciones antiguas, particularmente en la región baja, vecina al mar, donde se encuentran en gran cantidad”

“¿Dónde están esas chacras, dónde los aposentos señoriales, dónde las ruinas que dejaron?”

“Pizarro comenzó a destruirlos, la república los desamparó y la “siembra incontrolada de cemento y ladrillos” de los tiempos modernos está terminando de eliminarlos del paisaje limeño”
Julio R. Villanueva Sotomayor, “Las civilizaciones en los valles de Lima”, “El Perú en los tiempos antiguos”, Empresa Periodistica Nacional S.A.C., Lima, Perú.#GGC11C
Cultura Lima[]

Esta cultura se desarrolló en los valles de los ríos Chillón, Rímac y Lurín. Por el norte llegó hasta el valle del río Chancay y por el sur hasta el valle del Mala, por el oeste colindó con el Mar de Grau y por el este, hasta las primeras estibaciones de la cordillera de los Andesmás allá de Santa Eulalia”.

Antes de continuar, es evidente que el nombre de las culturas que se dan, son nombres con las cuales han sido bautizadas en tiempos posteriores, por lo que no necesariamente corresponden a sus nombres originales, que en la mayoría de los casos, se pierden en el tiempo.

Luego de la decadencia de Chavín de Huántar, las comunidades aldeanas de la costa central del Perú, se desarrollan en tres etapas hasta ser conquistadas por los Wari.

Estas tres etapas son denominadas: “Baños de Boza”, “Playa Grande” y "Maranga-Cajamarquilla-Nievería”. Estas etapas, se diferencian principalmente por su cerámica, de menor grado de desarrollo a más en la última etapa.

Los palacios y santuarios, se convierten en centros urbanos, se hacen tejidos de algodón y de lana de auquénidos. Durante esta época, se detectan dos tipos de enterramientos:

1) Común, en donde el muerto era cubierto con dos mantos, con pocos utensilios de cerámica y colocado el cadáver en posición horizontal y enterrado a 1 metro o 1,50 metro de profundidad.
2) Especial, el cadáver sobre una “parihuela” (especie de cama hecha con palos y cañas), envuelto con varios mantos decorados, “cara arriba” (cúbito dorsal), con diversos utensilios domésticos y de guerra y acompañado de otro cadáver, quizá sacrificado en su honor.

Como todas las culturas, la base de su economía fue la agricultura. Se cultivó: maíz, pallar, frijol, zapallo, calabaza, camote, maní, lúcuma, chirimoya, pacae, etc.

Construyeron dos obras de ingeniería que hasta el día de hoy sirven. El “Río Surco”, que no existe como tal y que es un canal de riego que lleva las aguas del río Rímac de Ate a Chorrillos, pasando por Surco, |Miraflores y Barranco. La otra obra hidráulica, es el “Canal de Huatica”, que lleva las aguas desde La Victoria hasta Maranga.

Está demostrado que la pesca fue otra de las actividades importantes de la cultura Lima. Julio R. Villanueva Sotomayor, nos dice al respecto:

“Lo más curioso es que, además de las especies de pesca artesanal (pejerrey, corvina, cojinova, liza, etc), también se han encontrado restos de pescado que sólo se consigue en cardúmenes que se hallan a 100 o 200 metros de profundidad, como por ejemplo, el machete, la sardina, la anchoveta y el bonito. ¿Cómo lo hicieron?. No se sabe. Eran grandes buceadores, de eso no hay duda. Sacaban conchas de mar de hasta 8 metros de profundidad, las que servían como objeto decorativo. En todos los palacios se las ha encontrado en gran cantidad”
Julio R. Villanueva Sotomayor, “El Perú, en los tiempos antiguos”, Empresa Periodística Nacional S.A.C., Lima, Perú, pág. 94#GGC11C

Por su posición estratégica, Lima se convirtió por esa época en un gran centro comercial. La Cultura Ichma, del valle de Lurín, comenzaba a imponer a su dios Pachacámac en la mitología andina, produciéndose un peregrinaje inusitado hacia el templo ubicado en dicho valle. Nuevamente Julio R. Villanueva Sotomayor, nos dice:

“Con justa razón, un historiador llama a esta etapa de la Cultura Lima como “cultura impersonal”: ya de todos”
(lib. cit.)#GGC11C

Además del templo de Pachacámac en el valle del río Lurín, en la zona costera correspondiente al hoy distrito de Miraflores, se encuentra la Huaca Pucllana o Pugliana y corrompido el nombre en vocablo español “Juliana”, que parece ser el más importante luego del de Pachacámac.

Florecimiento Regional[]

De los 300 años a.C. hasta los 600 años d.C., aproximadamente, fue la época del florecimiento regional, caraterizada según Julio R. Villanueva Sotomayor:

“…porque las culturas rompieron drásticamente con los rezagos de la influencia religiosa y estilística chavinoide y crearon su propia personalidad histórica”. “Convivieron con las culturas de transición del formativo final, traspusieron la valla temporal de los comienzos de la era cristinana y florecieron, perviviendo 6 siglos durante ésta. Tuvieron, en total, una presencia histórica de 9 siglos o novecientos años”.
Julio R. Villanueva, lib. cit.#GGC11C

Una de las características de esta etapa de florecimiento regional, fue que las culturas “cerraron sus fronteras” fomentando una tendencia de marcado aislamiento cultural. No así para sus vinculaciones comerciales entre sí y con Mesoamérica. No querían influencias culturales para no perder su identidad.

El Reino Nazca[]

Archivo:Nazca colibri.jpg

Líneas de Nazca que representa un colibrí. Últimos estudios prueban que no es un calendario astronómico sino un complejo sistema de delimitación (ceques) de tierras de cultivo y recursos hídricos

Se desarrolló en la provincia de Nasca de la región Ica, su ciudad capital fue Cahuachi, a orillas del río Aja – Quebrada Nasca, uno de los brazos del río Grande.

Su área de influencia por el norte fue hasta Pisco, por el sur hasta Arequipa y por el este hasta Ayacucho. Desde el siglo VI d.C., aumentaron sus contactos con la zona andina, llegando inclusive hasta las zonas altas de Ayacucho. Este contacto tuvo especial importancia en la formación del Estado Wari.

Lo más impresionante de esta cultura es su cerámica policromada, con figuras de hombres, animales, plantas, etc. En muchas de estas cerámicas, se representan a hombres mutilados, lo que hace suponer que realizaron sacrificios humanos “en ceremonias religiosas o bélicas” (Julio, R. Villanueva Sotomayor, lib. cit.).

El trabajo en metales era inferior a los hechos en Chavín de Huántar, pero tenían estilo propio. El arte textil floreció tanto como en la época de los Paracas.

Mención especial, son los trazos efectuados por los Nasca en las Pampas de Nasca y en otros sitios de la costa sur del Perú. Los trazos conocidos como “Líneas de Nasca”, se ubican en una zona geográfica con pocas precipitaciones, lo que demuestra conocimientos de geografía, y meteorología. Como dato sumamente interesante y que refuerza la teoría del conocimiento meteorológico de los Nascas, Julio R. Villanueva Sotomayor, nos dice: “En ese sito, las temperaturas llegan a 45°C; pero de día las piedras absorben el calor y de noche lo devuelven al medio ambiente, evitando la presencia de contrastes en la presión atmosférica y, por ende, los fuertes vientos”.

Estos trazados, según lo han comprobado estudios como los de Maria Reiche y otros investigadores no tienen relación alguna con la astronomía sino más bien son ceques o marcas territoriales para la distribución de las tierras de cultivo y el agua (según las últimas teorías hay canales subterráneos debajo con esas forma, lo cual no se ha podido comprobar por lo titánico de la tarea), los cuales se pueden observar desde lo alto de los cerros cercanos al valle.

La economía nasquense estaba basada en la agricultura y ésta fue intensiva y un ejemplo a la posteridad de cómo resolver el problema de tierras eriazas en la costa. El sabio Antonio Raimondi sobre esto, dijo: “En el subsuelo de Nasca existe agua subterránea, pero, hallándose ésta a la profundidad de 4 o 5 metros, no puede servir para el riego de los terrenos. El río, comúnmente sólo tiene agua corriente durante 40 días en el año; de manera que, por más de 10 meses, Nasca carecería de agua si no fuera por los trabajos emprendidos por los antiguos indios”.

Los antiguos nasquenses, construyeron acueductos para poder tener agua todo el año; obras que por otro lado debieron significar un gran esfuerzo físico, organizado y dirección técnica de ingenieros hidráulicos. Sus tomas se encuentran en las alturas de Nasca y toman por infiltración las aguas subterráneas para llevarlas a la ciudad. Los acueductos más importantes, son: Ocaña, Matara, Uchulla, Tejeje, Bisambra, Aja, Curve, Llícuas, Soisnaguito, Copara y la Achirana. Villanueva nos dice que “actualmente se han contado hasta 42. Tienen más de 5,800 metros de extensión. Con ellas se podría atender las necesidades de 2,000 hectáreas de tierras de cultivo en limpio”.

Los principales cultivos de Nazca, fueron: maíz, frijol, calabaza, zapallo, yuca, maní, ají, guayaba, lúcuma, pacae y algodón.

El Reino Moche[]

Para denominar esta gran cultura, existen muchos nombres, Max Uhle, la denominó “Cultura Proto Chimú”, Julio C. Tello la denomina “Cultura Muchik” y los arqueólogos modernos prefieren denominarla “Cultura Moche” o “Cultura Mochica”.

La zona de influencia, comprende los valles de los ríos La Leche, Reque, Saña (Lambayeque), Chicama, Moche, Virú (La Libertad), Santa, Nepeña, Casma y Huarmey (Ancash). Tuvo “penetraciones en la sierra de Cajamarca (Pacopampa) y Áncash” (R. Matos). El área directa de influencia es de aproximadamente 7.000 kilómetros cuadrados.

Las primeras aldeas del formativo de esta cultura se encuentran ubicados en la desembocadura del río Jequetepeque, en el lugar denominado Dos Cabezas; en este lugar aparece la cerámica doméstica de estilo Virú, conjuntamente con cerámica ritual Mochica. El núcleo principal de esta cultura estuvo asentada en el valle del río Moche. Ahí se asentó una ciudad sagrada y la sede del gobierno Mochica. Los principales restos de esta ciudad son las Huacas del Sol y de la Luna. Otros asentamientos importantes son Galindo y Pampa Grande.

Segúm Julio R. Villanueva Sotomayor, la minoría urbana (10.000 habitantes) dominaba a la mayoría campesina (300.000 habitantes) y les exigía tributos en especies y trabajo. (“El Perú en los tiempos antiguos”, Empresa Editoria Nacional S.A.C., Lima, Perú, pág 104).

El rasgo más importante de la cultura Moche lo constituye su inigualable cerámica. Dice Federico Kauffman Doig: “Esto se debe a su abundante cerámica figurativa, tanto la de tipo histórico como la de tipo pictórico”. Con mucha razón, Hork Heimer ha dicho que representa todo un “diccionario ilustrado”.

El carácter realista de la cerámica Moche ha hecho que ella sea fuente invalorable para el conocimiento de la vida de este pueblo. La cerámica mochica usó la pasta fina y dominó el control de oxidación en la quema.

Como todas la culturas peruanas, la agricultura fue su principal actividad de subsistencia. Tuvieron perfecto control del maíz, “de mejor calidad y rendimiento que sus antecesores”. Sus cultivos fueron frijol, mandioca, ají, maní, pallar, calabaza, lúcuma, pacae, chirimoya, etc.

Para la siembra de los productos anteriores, los mochicas manejaron obras hidráulicas de gran magnitud y fue una de las mejores de la antigüedad. Los agricultores de esta cultura, abonaron sus terrenos de siembra con guano de las islas, que sacaban de las islas litorales del Mar de Grau.

La pesca fue otra actividad mochica importante, que practicaban a bordo de sus caballitos de totora, con ellos los mochicas se internaban mar adentro varios kilómetros; pero antes, ya los pobladores tuvieron vocación náutica, y explotaron los recursos marinos, incluso los obtenibles únicamente por buceo a profundidad. Del mar extrajeron pejerrey, liza, bonito, corvina, cojinova y otras especies marinas. Le dieron valor agregado al pescado secándolo salado, que era comercializado con otras culturas.

Sus tejidos eran de algodón y de junco; e intercambiaban para obtener lana de auquénidos. Le dieron mucha importancia a las relaciones comerciales con otras regiones, por ello construyeron una red intrincada de caminos por donde se movía la carga a lomo de llama de una “especie costeña más fuerte que la serrana”. Intercambiaban sus productos por otros que necesitaban.

Socialmente, estratificaron la sociedad mochica: la sociedad mochica era piramidal: en la cúspide se encontraba el rey y su corte, que controlaba el gobierno, y dividida a su vez en ciudades cuasi estado, y panacas o casas reales a la manera que lo harían los incas. Y en la ancha base, los campesinos, el ejército y los siervos. El Estado era elitista, dominante y opresivo.

La sujeción económica, política y militar se había hecho más sistemática, más organizada y más fuerte” (Julio R. Villanueva Sotomayor, “El Perú en los tiempos antiguos”, Empresa Editora Nacional S.A.C., Lima, Perú, pág. 106).

La sociedad moche, tuvo un ejército poderoso y guerrero; tenían un alto sentido de Seguridad Nacional. Los militares moche, convivían con los sacerdotes teniendo ambas castas control de la sociedad.

A esta cultura pertenecen los restos del “Señor de Sipán”, encontrados en 1989 por el arqueólogo peruano Walter Alva Alva, director del Museo Tumbas Reales de Sipán de Lambayeque.

Teresina Muñoz – Nájar escribía en la revista “Caretas” de julio del año 1999, lo siguiente:

“Los huacos moche relatan aspectos cotidianos de su vida. Cómo sembraban, qué cazaban y qué comían. La cerámica utilitaria hallada en las diversas tumbas indica el modo en que cocinaban.

Cocían los alimentos al vapor, los hervían, los asaban en pachamanca o los maceraban. A esta época legendaria se refiere la creación del cebiche, plato típico peruano consistente en pescado crudo cocido con frutos ácidos y aji.

Jamás emplearon el aceite (no lo conocieron pese a que pudieron haberlo hecho de maní o maíz) y no hay rastros de que frieran con grasa de animales.

Un vistazo pues a lo referenciado y descrito en la iconografía de los huacos moche y algunos safaris gastronómicos al norte del país sirvieron para reconstruír la mesa dominguera del Señor de Sipán.

Cebiche de lenguado con ají limo cocido en jugo de tumbo, cuy en ajo y chicha de jora, cocido lentamente en olla de barro, untado con maní, caracoles (de tierra), guisados en tomate y culantro, frejoles en punto de miel de algarrobo saborizados por el caldo y la carne del sajino fresco, langostas, cangrejos y langostinos aderezados con hierbas del campo, son, entre otros, los platos que conforman la carta de este festín moche”.
Teresina Múñoz Nájar, Revista "Caretas", julio de 1999#GGC11C

Otro acompañante de la sociedad mochica, era el perro; parece que existieron dos tipos de ellos; el perro de caza, que era carnívoro y por tanto tenía sus molares perfectamente desarrollados y el casero, que era menos carnívoro y por tanto no tenía desarrollados sus molares. Una de las aficiones de los señores mochica, fue la cacería; a ella asistían con sus perros que acorralaban a la presa. El perro parece ser que migró con los primeros hombres por el Estrecho de Beringia y convivieron con el hombre en su larga marcha hacia el desarrollo. Un perro moteado, referido en los mitos orales como Fanun, aparece acompañando al dios gobernante Quismique en la batalla del mar en la iconografía de los huacos moche.

Los mochica han legado dos historias iconográficas en la cerámica de sus huacos que se repiten en las tradiciones orales de la zona, "la batalla de los objetos", cuando los utensilos domésticos (es decir los artesanos y la casta servil) se rebelan contra los nobles, y "la batalla del mítico gobernante dios" contra los dioses-gobernantes del mar y del subsuelo para finalmente lograr un equilibrio binomico entre ambos reinos con una relación que recuerda al hanan y al hurin usados luego por los incas.

El Reino Recuay[]

Parece ser que la zona de Copa, fue el centro de esta cultura, en el distrito de Marca, provincia de Recuay, región Ancash; pero también se desarrolló en Santa en la costa y Pashash en Pallasca, al norte del Callejón de Conchucos. Otra teoría dice que fue parte de las ciudades estados que conformaban el estado Moche.

Su eje político, económico y social se ubicó en el Callejón de Huaylas, entre la Cordillera Blanca y la Cordillera Negra, en el rico valle del río Santa. Su área de influencia abarcó por el norte, la cuenca del río Marañón (Pataz, La Libertad; Cutervo y Cajamarca); y hacia el oeste, por los valles de Ancash (Santa, Nepeña, Casma, Culebras, Huarmey y Fortaleza).

Hay evidencia de que la dominación de los valles en el desarrollo de estas culturas fue militar; quienes tenían más y mejor de todo, incluyendo el aparato militar, imponían su hegemonía en las zonas conquistadas. La economía Recuay, estuvo basada en la ganadería de auquénidos. Según Julio R. Villanueva Sotomayor, “…, a tal extremo que las edificaciones chavinoides (incluido su Templo o Castillo) de los callejones de Huaylas y Conchucos fueron utilizadas como corrales”.

En esa época en las regiones Suni y Puna se criaban llamas, vicuñas y alpacas, aprovechando el potencial de pastos naturales, como el ichu, ocsha y champales. Los principales productos ofertados por esta cultura era el charqui de llama y la lana de los auquénidos, Esculpieron en grandes piedras figuras antropomorfas que recordaban a los pobladores Recuay, que debían obediencia al rey y a las normas sociales y les hacían recordar los castigos a los que estaban propensos si las violaban.

Sobre el prosicionamiento estratégico de más de una región por parte de las culturas peruanas, Julio R. Villanueva Sotomayor, nos dice:

“Nasca, Mochica y Recuay son tres reinos que demuestran que de una región geográfica no podían subsistir y, por eso, se aseguran un dominio estratégico, más que amplio, de diversos pisos altitudinales o regiones naturales.

Las tres culturas también dieron importancia al Mar de Grau, sabedores de que en sus aguas conseguirían ingentes riquezas naturales alimentarias.

Otra constatación de esa época es el interés que sus estados o administradores mostraron por el control de sus cuencas hidrográficas.

Mochica y Nasca lo hicieron con los ríos costeros y, con ello, haciendo obras viales y de irrigación, fomentaron un dominio espacial transversal, desde el mar a la sierra.

Recuay ejerció ese dominio en la cuenca del Santa (longitudinal y transversalmente; en sierra y costa, respectivamente), en las de los ríos costeños de la región Áncash y en la cuenca del río Marañón (en su sentido longitudinal).

La preocupación de la élite gobernante de Recuay fue vincular el Callejón de Huaylas con el Mar de Grau, por el oeste, y el gran valle marañonense, de Yunga interandina, por el este y noreste.

Para estas culturas, la integración regional fue a través de las hoyas hidrográficas”.
Julio R. Villanueva Sotomayor, lib. cit.#GGC11C

Tiawanako–Wari: el segundo horizonte cultural andino[]

El periodo del Segundo Horizonte Cultural Andino, en el Perú, abarca desde 800 d.C. hasta los 1200 años d.C., es decir, cuatro siglos, en que se desarrolla el presente horizonte cultural, en dos fases: el primero de desarrollo regional y la segunda de integración interregional panandino.

El camino hacia el Gran Imperio de los Incas, está en marcha con el Primer Gran Horizonte Cultural con Chavín de Huántar y con este Segundo Gran Horizonte Cultural con Tiawanako–Wari.

El Reino Tiahuanaco[]

Archivo:Zonnepoort tiwanaku.jpg

La Puerta del Sol en Tiwanaku

El foco irradiador del Reino Tiwanaku, se encuentra hoy, en territorio boliviano a 21 kilómetros al sureste del Lago Titicaca. Otros centros administrativos Tiwanaku, fueron Lucurmata, Huancané y Pacchiri. Hubo gran cantidad de centros agrícolas, además. Sus centros clásicos de vivienda, Templete de Kalasasaya, la Pirámide de Akapana y Puma Punku, mostraban gigantescas e impresionantes obras arquitectónicas.

Uno de los grandes misterios por resolver de esta cultura, es de dónde salieron los enormes bloques de piedra con que hicieron sus esculturas, habida cuenta que no hay canteras en la zona.

La abundancia de pastos naturales, hizo que sus habitantes, basaran su economía en la ganadería de auquénidos, por lo que no desarrollaron una agricultura intensiva. El complemento dietético de vegetales, lo obtenían con el intercambio comercial.

Su cerámica fue polícroma, en donde el color predominante era el color naranja. Las vasijas, cántaros, vasos ceremoniales de boca ancha, tienen dibujos hechos con la técnica de precocción con representaciones de seres humanos, cóndores, felinos y serpientes.

Adoraron al Dios Viracocha o Dios de las Varas y se encuentra representado en su cerámica y en su escultura. Este dios con variaciones propias de cada cultura se encontra en Caral, Chavin y otras culturas anteriores. Una de las más representativas es la Puerta del Sol. El dios Wiracocha, fue impuesto por los Tiwanaku en las regiones de Perú, Bolivia y Chile hacia el año 500 d.C. como waka tutelar.

La estratificación social, se basaba en tres estamentos:

  1. La clase guerrera gobernante.
  2. la clase media artesanal.
  3. La clase popular formada por agricultores, pastores y pescadores.

Se podría decir que la primera industria alimentaria del Perú, se desarrolló en Tiwanaku, ya que prácticamente industrializaron la producción de charqui para exportación. Como en todo el Ande y en todo el territorio del Perú, el sistema de intercambio, fue el trueque. La base de intercambio para el Tiwanaku, fue el charqui que cambiaban por otros productos que necesitaban en la sociedad tiwanaquense. Tuvieron conocimientos importantes de meteorología y de los fenómenos climáticos ya que elegían sus épocas de siembra, de aporque y de cosecha. Cultivaron si bien no fue importante su agricultura, la papa, olluco, oca, mashua, etc.

Dada las condiciones climáticas y los fenómenos que se producían, en la Meseta del Collao, los jerarcas Tiwanaku, se proyectaron a la conquista de nuevos territorios con la finalidad de asegurar su supervivencia. Esta conquista se realizaba pacíficamente por tratados o por la fuerza, de manera semejante a como lo harían luego los incas.

El Reino Wari[]

Huari pottery 01

Cultura Huari: cántaro ceremonial

La ciudad de Viñaque o Wari, se encuentra ubicada a 25 kilómetros al noroeste de la ciudad de Ayacucho, muy cerca de la Pampa de la Quinua a 3.000 msnm, en la región natural Quechua. La población Wari pudo llegar a los 100.000 habitantes. Los materiales que usaron para su ciudad fue la piedra labrada o sin ella y a veces eran mixtas. La eliminación de excretas y aguas servidas, se hacía mediante la construcción y uso de acueductos subterráneos, así como el abastecimiento del agua. La población se agrupaba por barrios según su actividad productiva. Los barrios principales fueron: Checo Wasi, Moraduchayoc, Capillayoc y Ushpa Coto.

La principal actividad económica del Reino Wari y a ello debió su poderío, fue el comercio y con ello dominó gran parte del territorio centro y sur del Perú actual. Las dimensiones de su ciudad capital fueron impresionantes y ello se debió a que albergaba al gran mercado del mundo andino de la época, y era el tránsito obligado de los comerciantes de los reinos y culturas de los alrededores. Los Wari fueron un Estado “comerciante, religioso y militar”. Lo que es lógico, para mantener una actividad lucrativa, debieron organizar un poderoso ejército militar que garantizace la estabilidad y seguridad necesarias para el ejercicio de tal actividad. Eran muy religiosos desde su cosmovisión y los delincuentes eran castigados severamente.

Los mitos orales refieren que los Wari adoraban al dios de la guerra y la fuerza Wari, y entre sus guerreros (posiblemente debido a una alimentación privilegiada) se contaban gigantes, posiblemente hombres de gran altura.

El origen del Reino Wari, parece ser producto de la fusión de las culturas Nasca de la costa y Huarpa en la sierra centro y sur. De ser así, estamos ante el primer experimento exitoso de integración de culturas de costa y sierra. Además, ambas establecieron excelentes relaciones con los Tiawanako, lo que a la postre los llevaría a conformar una poderosa cultura, que marcó el segundo horizonta cultural.

Poco a poco, esta integración fue dándose; en el aspecto religioso los Wari adoptan al dios Wiracocha, con una visión más local. Desde el punto de vista de su actividad comercial, los Wari debieron tener algún tipo de instrumento para registrar la utilidad de su actividad comercial y ellos fueron los quipu, cosa que por otro lado, es la primera vez que la encontramos en las culturas andinas.

Teorías postulan que el quipu, no sólo es un medio de contabilidad, ya que como medio de conteo utilizaban la yupana, sino una compleja escritura iconográfica, semejante al chino, o una escritura secreta de tipo alfanumérico consonántico, como la de la escuela yahvista, con equivalencia entre nudos, dígitos, representaciones geométricas y las consonates del quechua, planteamiento del Ingeniero William Burns Glynn que se encuentra en investigación y tiene dificultades para su amplia comprobación, debido a que los quipus fueron destruidos en sucesivas extirpaciones de idolatrías, comunes en esa época, que se extendieron en la conquista por parte de los españoles.

Es necesario resaltar, que el Estado Wari, fue integracionista como luego lo serían los incas; ello se debió probablemente, a la economía de retribución propia del territorio de las culturas prehispanicas peruanas como a una reacción, ante la amenaza natural de fenómenos climáticos cíclicos, que debieron mellar en forma catastrófica su producción y subsistencia. Como una reacción ante tales catástrofes, pudiera ser que diseñaron la integración como una de las herramientas para contrarestar los efectos que debieron ser catastróficos de fenómenos como “El Niño”, en su época.

El Imperio Tiawanaco–Wari[]

Al igual que los Wari, los Tiawanakos, también tuvieron vocación integracionista. Se dieron cuenta perfectamente que uniéndose con otros podrían soportar mejor los fenómenos naturales; además de poder rechazar en forma coherente y coordinada, los ataques de posibles invasores, amén de desarrollar económica, social y militarmente.

Por un lado la vocación integracionista de los reinos Wari y Tiawanako; por otro lado, la pasada experiencia Wari, exitosa de integración de las culturas Nasca y Huarpa (como forma de enfrentar la decadencia y la debilitación de su presencia como Estado en sus respectivas áreas de influencia), llevaron a estos dos reinos a integrarse y formar el Imperio Tiawanako–Wari, como una forma de enfrentar, no ya, la debilitación de su presencia cultural, sino como una reacción para enfrentar condiciones climáticas cíclicas sumamente adversas que ponían en peligro su subsistencia. Esta integración, no ponía en peligro su subsistencia como Nación, ni como Estado, tampoco ponía en peligro su integridad territorial ni sus zonas de comercio; muy por el contrario enriquecía grandemente su identidad cultural como nación, amén de ampliar sus áreas de influencia territorial, con zonas aledañas que estaban en peores condiciones que ellos y que clamaban por ser anexados para solucionar sus problemas. De esta forma, los Estados Wari y Tiawanako, se dieron cuenta, que podían extender sus territorios en forma pacífica.

Evidentemente que los gobernantes diseñaron una forma equitativa de fusión, por ejemplo, con los excedentes y el producto del comercio. Los resultados de tal fusión, fueron espectaculares en términos territoriales: inmediatamente, el área de influencia del nuevo Imperio, se extedió por el norte hasta Ecuador, por el sur todo Bolivia y el norte de Chile; hasta la ceja de selva por el este y hasta el Mar de Grau, por el oeste. Así, se puede detectar los siguientes centros de difusión cultural y comercial: Wiracochapampa (La Libertad), Wilcawaín (Áncash), Cajamarquilla y Pachacámac (Lima), Wariwillca (Junín), Piquillacta (Cusco), y Pucará (Puno). Seguramente que en algunas ocasiones, las anexiones territoriales no fueron tan pacíficas, pudieron en alguna ocasión utilizar el poder de su ejército imperial, pero parece ser que fueron las menos veces.

Las instrucciones a los gobiernos regionales y locales, seguramente iban por el derrotero de la seguridad, las buenas costumbres, la justicia y el bienestar de la Nación. Fueron los Wari y Tiawanako, los que consolidaron los principios de la reciprocidad, principio que fue la norma en posteriores reinos.

Con tan poderosa fusión, el comercio se multiplicó, y se centralizó en Wari, por su posición estratégica. Los productos comercializados parece ser que fueron los textiles de lana de auquénidos de los Tiawanako, enriquecidos con colores provenientes del carmín de la cochinilla, común en la zona de Ayacucho. La iconografía de los textiles, representaban a dioses, cabezas humanas, cóndores, pumas, etc. El producto del intercambio, pudo sostener a los habitantes de la ciudad Wari; los excedentes eran trasladados a Tiawanako. La ganadería y la agricultura, siguieron desarrollándose, como actividades económicas primordiales. Otra actividad de comercio no menos importante, fue la cerámica y las piedras preciosas.

Hacia el siglo X d.C., el Imperio Tiawanako–Wari, llega a su máximo apogeo, pero en el siglo XII d.C., ya el imperio había perdido mucha de su influencia que tenía en el siglo X d.C.; algo debió pasar sorpresivamente, para que la decadencia de este Imperio se diera. Pudiera ser que se debiera a guerras civiles internas, a la invasión de nuevos y poderosos reinos vecinos, a una revuelta generalizada de zonas alejadas que hartos de ser controlados desde lejanos sitios, se sublevaran; rivalidades entre gobernantes o de poderosos comerciantes, ganaderos o agricultores. Lo cierto es que algo se dio, que desencadenó la decadencia Tiawanako–Wari.

La peor parte de esta pérdida de influencia y de las guerras con poderosos vecinos, fue Wari. Fue destruida totalmente. Parece ser que las acciones militares, las enfrentaron individualmente cada reino, sin coordinación ni comunicación entre estos reinos y de ello, Wari sacó la peor parte, mientras que Tiawanako, se redujo a un pequeño reino, en su primigenio territorio, a orillas del Lago Titicaca, en donde subsistió modestamente. Todo el poder e influencia que tenían, su volatilizó y nuevamente las culturas, siguen su desarrollo, esta vez, sin influencia, alguna, o por lo menos con independencia para diseñar sus propios rasgos.

Como se dijo anteriormente, la experiencia Tiawanako–Wari, sobre la integración, fue tan exitosa y caló tanto, que será a partir de ahora una norma de los futuros reinos que se desarrollarán a partir de la decandencia de este Imperio.

Principales sitios Tiawanako; el extremo sur se encuentra en el desierto de Atacama en San Pedro de Atacama.

El comercio e intercambio entre las culturas posteriores a este Imperio, se sigue dando; pero ya los gobernantes comienzan a manejar el término “integración”, tal y como lo manejaron los Huarpas con los Nascas o los Wari con los Tiawanako. Este término, se convierte en preocupación de los nuevos reinos regionales que se comienzan a formar.

Naciones y confederaciones regionales[]

Al caer el Imperio Tiawanako–Wari, se comienzan a desarrollar un nuevo imperio y poderosos reinos y señoríos, en todo el Ande peruano. Es la época de las naciones y confederaciones regionales y abarca desde el 1200 d.C. hasta 1465 d.C.

Imperio Chimú[]

Archivo:Muro de la ciudadela de Chan Chan.jpg

Detalle de muro Chimú en la ciudadela de Chan Chan.

John Rowe lo denomina Reino Chimor y es quizá el más representativo de esta etapa del desarrollo. El Imperio Chimú, tuvo casi 1.000 kilómetros de largo y su ancho promedio fue de 50 kilómetros. Su área fue de 50.000 km², es decir, 4,17% del área del Perú actual. Fue un imperio que se desarrolló totalmente en la costa, en los valles de Lambayeque, Reque, Jequetepeque, Chicama, Moche, Virú, Chao, Santa, Huarmey, Casma, Fortaleza, Pativilca, Supe, Huaura y Chancay. La población total de este imperio fue de 500.000 habitantes y su capital fue la ciudad de Chan Chan, que albergaba a 50.000 habitantes.

La base de su economía, fue la agricultura de la que sacaron provecho en todos los valles mencionados; no tuvieron pretensiones territoriales en los Andes, salvo en aquellos, donde podían controlar el recurso hídrico, bastante escaso en la costa: “con infraestructura de riego montada, el reino del Chimor logró cultivar el doble de tierras que en la actualidad”.

Construyeron represas, acueductos, canales, puquios y acequias, tanto para mantener y mejorar sus áreas de cultivo como para ampliar su frontera agrícola. En el valle de Moche, construyeron los sistemas de riego Mochica, Huatape y Santo Domingo. El sistema La Cumbre, fue su máxima obra hidráulica, tenía 80 kilómetros de longitud y unía los valles de Chicama y Moche. Tuvieron otras irrigaciones no menos importantes, en Lambayeque por ejemplo como Taymi, Racarrumi, Chaname, Cumperlate, Chumbenequi y Talambo, que irrigaban unas 100.000 hectáreas de cultivos.

Adicional a lo anterior excavaron pozos con la finalidad de aprovechar la napa freática, como los pozos de Kiriwac, Puquio Lato, Puquio Bajo y Puquio Larrea. Las represas las construyeron con la finalidad de tener agua en épocas de sequía, un ejemplo de ello, es la represa de Bolsillo del Diablo. Los cultivos más frecuentes eran: maíz, maní, ají, algodón, pacae, ciruelo del fraile, lúcuma, palta y guanábana. La ganadería, la pesca y la caza, les proveían y completaban la dieta con el aporte proteico necesario.

Su idioma oficial fue el muchik, pero se hablaba también el quignan (entre los pescadores principalmente). Su artesanía era utilitaria y su principal materia prima fue la totora; crearon chacras artifiales o “wachaques” de totorales, para la construcción de sus viviendas, balsas, etc., con un ingenioso sistema de protección contra el arenamiento y consecuente secado.

El Imperio Chimú, fue diseñado basándose en polos de desarrollo y ellos fueron, Túcume, Batán Grande en la zona norte y Paramonga en el sur. Otras ciudades importantes fueron Pacatmanú (en el valle de Pacasmayo), El Purgatorio (en el valle de La Leche) y Apurtec (en el norte de Motupe). Todas las ciudades tuvieron doble función administrativa y religiosa.

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Panorámica de muro Chimú en la ciudadela de Chan Chan, Trujillo, Perú.

La ciudad de Chan Chan, capital del imperio, fue fundada por el “ciquic” (rey en el idioma muchik) Tacaynamo, quien además inicia las conquistas del Imperio Chimú, que son seguidas por sus descendientes, en especial por su hijo Guacricur, quien somete a las tribus aledañas al imperio, para más tarde Naucempinco llevarlas hasta Pacasmayo, por el norte y Santa, por el sur. Años después, el ciquic Minchancaman sometió a los tallanes en el norte y a los habitantes del valle de Carabayllo por el sur. Este ciquic, años después se enfrentó al Ejército Imperial Inca, comandado por el Sapa Inca, Túpac Inca Yupanqui, quien al derrotarlo, lo envió al Cusco, donde lo trataron de acuerdo a su jerarquía de ciquic con mucha cortesía, pero impusieron a Huamanchumu, quien se sometió totalmente a los Incas y terminó con el Imperio Chimú.

Los ciquic usaron los palacios como santuarios también. Después de muerto el ciquic, los parientes y servidores, tenían la obligación de adorar a su mallqui o momia. Un cronista dice: “lo trataban como si estuviera vivo”. El resto del pueblo, vivía en barrios marginales y en casas seguramente de quincha (barro y caña). Los chimús, estratificaron su sociedad de la siguiente manera de acuerdo a su jerarquía de mayor a menor: “ciquic”, a los reyes; “alaec” a los curacas; “fixl” a los hacendados; “parang” a los vasallos; “gana” a los sirvientes. No se tiene conocimiento cómo denominaron en su idioma chimor, a los curanderos y mercaderes, que eran parte de la estratificación social.

Los artesanos metalúrgicos más famosos del antiguo ande, salieron del Imperio Chimú. Manejaron el cobre, la plata y el oro con trabajos y cantidades extraordinarias. Cuando se produjo la conquista Inca, grandes cantidades de oro con sus artesanos, fueron trasladados al Cusco. Producida la conquista española al Imperio Inca, gran parte del tesoro de Atahualpa, salió de Chimú y grandes cantidades de oro en barras o trabajada, fue enviada a la corona española desde 1533.

"Desde Chan Chan, gobernaba su imperio un grupo despótico, fuerte y opresivo, propietario de todo lo existente, incluso los hombres; por lo que, así como cubrió de privilegio a la agricultura, se aseguró para sí el control de la distribución de la producción monopolizándola.

Esa forma de Estado, cualquiera sea la actividad primordial, era la que imperaba y la que imperó en el mundo andino autónomo.

Los métodos de sujeción se hacían a través de una férrea administración centralista, de una acicalada imposición ideológico – religiosa y de una bien preparada y despiadada organización militar.

Tacaynamo fue el fundador de Chan Chan y del imperio Chimú. Según la mitología, llegó de “allende los mares”. Guacricur y Naucempinco, hijo y nieto del fundador, fueron los inciadores de la expansión de Chimú.

Chimú Minchancaman fue el último rey, de una lista que, tuvo 10 gobernantes”.
Julio R. Villanueva Sotomayor, “El Perú en los tiempos antiguos”, Empresa Editora Nacional S.A.C., Lima, Perú, pág. 134#GGC11C

A pesar que los Chimús, llegaron a Paramonga, la fortaleza que ahí existe, fue construida por los incas del Ejército Imperial del Sapa Inca Túpac Inca Yupanqui. Según el Inca Garcilaso de la Vega, la fortaleza de Paramonga fue construida por el ejército vencedor. Después de la victoria, Túpac Inca Yupanqui se dedicó a realizar varias obras en el reino Chimú. Dice Garcilaso de la Vega:

“Particularmente, en el valle de Parmunca mandó el príncipe se hiciese una fortaleza en memoria y trofeo de la victoria que tuvo contra el rey Chimú, que la estimó en mucho por haber sido la guerra muy reñida de ambas partes. Y porque la guerra se empezó en aquél valle mandó se hiciese la fortaleza en él. Hiciéronla fuerte y admirable en el edificio y muy galana en pinturas y otras curiosidades reales, más los extranjeros no respetaron lo uno ni lo otro para no derribarlas en el suelo: todavía quedaron algunos pedazos que sobrepujaron a la ingnorancia de los que la derribaron, para muestra de cuan grande fue”.
Inca Garcilaso de la Vega, "Comentarios Reales de los Incas", pág. 404#GGC11C

Reino Chincha[]

Se desarrolló en el antiguo territorio Nasca, en los valles de Cañete, Chincha, Pisco, Ica y Nasca, llegando su área de influencia hasta Arequipa; la sede más importante fue: “La Centinela” de San Pedro al sur del valle y “La Centinela” de Tambo de Mora al norte del valle. De esta última partían los caminos hacia otros asentamientos humanos.

La vigencia de este reino fue desde los 900 d.C. hasta 1435 d.C., en que fueron conquistados por Pachacútec cuando reinaba en Chincha, Guavia Rucana.

Chinchaycámac, fue su dios principal y Urpy Huachay (la que pare palomas) fue su santuario que hace referencia a una huaca femenina esposa de Pachacámac; creían que sus dioses provenían de esa isla. Sus palacios fueron santuarios y huacas.

La principal actividad económica del reino Chincha fue el comercio. El poderío del rey Chincha, se midió por la cantidad de balsas que tenía. No existía en la época de desarrollo Chincha, señor o rey que ganara en esto al rey de Chincha. Se dice que tenía por lo menos una flota de ellas de unas 200, con las que comercializaba por todo el litoral del Mar de Grau, no sólo peruano sino que llegaron incluso a Ecuador y Colombia por el norte y Chile (puerto Valdivia), por el sur. Los productos chinchanos llegaron hasta el Caribe, lo cual debe ser cierto, por cuanto los chinchanos comercializaban sus productos en la desembocadura del río San Juan; de ahí comerciantes Chibchas lo llevaban por el curso del río San Juan hasta el mar Caribe. Los chinchas comercializaron: chuño, charqui de llama, lanas diversas, cobre, pezcado salado, calabaza, maíz y huacos. Traían a Chincha: mullu o concha colorada (spondylus), esmeraldas y otras piedras preciosas.

Se cuenta que cuando Atahualpa Inca llegó a Cajamarca, en litera de oro, había otro señor que también llego de la misma manera. Luego de la captura del Sapa Inca, al interrogarle Pizarro preguntó por el señor de la otra litera de oro y el Inca, respondió: “…es el Señor de Chincha, importante porque tiene más de 200 embarcaciones para el comercio y es el más rico de todos mis súbditos”.

Rutas Comerciales[]

Ya durante la conquista, Chincha fue motivo de peleas entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro, al tener la fama que se inició en Cajamarca con la captura del Sapa Inca Atahualpa.

Según un documento de la doctora María Rostworowski, en la población chincha había: “doce mil labradores o campesinos, diez mil pescadores y seis mil mercaderes, además de un número de plateros cuya mayoría estaba ausente…”.

Hecha la conquista del Reino Chincha por el Ejército Imperial Inca y para no estropear sus trueques, los chinchanos no ofrecieron resistencia a los ejércitos de Túpac Yupanqui y parece que así se estableció una relación amistosa entre ellos, cosa que según los mitos orales era común desde la épocas posteriores a Chavín. Debido al sistema de intercambio, durante los siglos XV y XVI, los chinchanos gozaron no sólo de riquezas, sino de prestigio por todo el Tawantinsuyo.hoszdjzasdnxasxd<adsad concha su madre puta

Fuentes[]

  • El Perú en los tiempos modernos, Julio R. Villanueva Sotomayor, Empresa Periodística Nacional S.A.C., Lima, Perú, 2000.

Enlaces externos[]

Véase también[]

Hemos escrito este libro, con el deseo de que todos los lectores puedan conocer mejor, lo que sucedió en la conquista de Perú por un grupo minúsculo de españoles.

Se aprovecharon de que en ese momento el Imperio estaba agonizante por la discordia de los dos hermanastros con más posibilidades de sentarse en el trono.

Atahualpa mandó prender y luego asesinar a su hermano Huéscar. Los conquistadores supieron también apoyarse en las tribus sometidas por los Incas y con deseos de libertad, por eso se aliaron con los soldados de Pizarro y facilitaron la conquista.

En la siguiente web se puede leer el libro gratuitamente.

https://a-orillas-del-viru.es.tl/



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